lunes, octubre 16, 2006

Marketing y consenso: el camino chileno


A ver cómo sale esto...

Toledo dejó la presidencia de Perú con una alta imagen positiva, a pesar de haber gobernado la mayor parte del tiempo con el riesgo de que lo lincharan. La economía crece desde hace varios años de la mano de las exportaciones. Más papista que el Papa, Alan García se está esforzando por esgrimir un discurso globalizador bien pasteurizado, buscando atraer inversiones a su país. El centro de esta estrategia es el TLC con Estados Unidos, ya aprobado por el congreso peruano y pendiente de confirmación en Washington. Detrás vienen marchando otros posibles acuerdos comerciales, anunciando probablemente una apertura a la chilena.

No es mi intención discutir aquí las bondades o maldades de estos acuerdos. Hay, por cierto, críticas muy inteligentes al convenio. Me interesa más bien llamar la atención sobre la forma en la que se despliega la estrategia de asimilación de estos acuerdos, interna y externamente.

Chile hizo escuela con su metodología de generación de consenso interno para la negociación de su TLC con EEUU. El sector público trabajó junto al sector privado en la definición de los objetivos para la negociación y se nombró a un único funcionario para que tuviera la última palabra sobre el tema. O sea que el gobierno se ocupó primero de meter a todo el mundo en la bolsa, repartiendo probablemente las prebendas necesarias, para darle dirección y fortaleza a la estrategia negociadora. Una vez alcanzado el acuerdo, los chilenos partieron a Washington a hacer lobby a diestra y siniestra, pagando cifras altísimas para movilizar -exitosamente- a los congresistas norteamericanos.

Estas reflexiones vienen a cuento porque Alan García nombró a Hernando de Soto, como su representante especial para impulsar la aprobación del TLC en EEUU. De Soto es uno de esos economistas top que tanto le gustan al Economist, con algunas ideas innovadoras para promover el desarrollo que pueden leerse en su The Mystery of Capital y que se codea con Bill Clinton en las reuniones pro globalización. Es sin duda una jugada maestra de marketing político. Dejo algunas opiniones, a favor y en contra.

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