domingo, febrero 08, 2009

Odisea en el espacio

En una de las editoriales de ILHN del año pasado Piscitelli reflexionaba sobre la importancia del espacio/formato para provocar verdaderas interacciones colaborativas. Escribo esto en un pasado pre viaje en el que mi cabeza está al borde del colapso por las emociones cruzadas de un nuevo desafío laboral y, sobre todo, de la exposición enriquecedora y fulminante a tantas personas y proyectos. Entre muchas cuestiones a las que buscamos -esperamos- dar respuestas "creativas", la disposición del espacio es a la vez la más sensible y potencialmente la más revolucionaria. Ya veremos cómo nos va.

Que bien que hace tener un espacio a roletes

Lo de que “formato es destino” lo comprobamos una y otra vez. Pero a veces no basta con querer ni poder, sino que algún poder factico se impone y dinamita las mejores intenciones. Si ven el video de Stephen Downes comprobarán que la disposición de los “alumnos” en Medellin en el 2007, fue la tradicional. Había allí una contradicción flagrante. ¿Cómo pretendemos fomentar las interacciones colaborativas, radicales, par-a-par, horizontales, si disponemos a los participantes en un formato/espacio estandarizado, en bancos lineales, pegados a su silla, forzándolos a quedarse quietos, lo mas pasibles posible?

Mejorando de forma crucial la iniciativa del año pasado, esta vez dispusimos de salones amplios y de una movilidad asombrosa que casualidad, o no, fue aumentando considerablemente, hasta llegar al gigantismo del Centro de Convenciones de Cartagena según pasábamos de una ciudad a otra.

Porque en Montería había mucho espacio para desplazarse, pero estábamos aun un poco constreñidos, aun cuando los asistentes fueron relativamente pocos. En Pereira el salón era realmente grande y la gente aprovechó para desplazarse a entera fruición. En Cartagena llegamos a la apoteosis del espacio, y eso que hubo inicialmente cerca de 90 asistentes. Si no era una cancha de fútbol le pegaba en el poste, el cañón proyectaba una imagen intensa y enorme, y la facilidad de circulación y la amplitud del espacio permitía, no solo desplazamientos, sino también acostarse en el piso, aprovechar la comodidad el máximo, jugar con los cuerpos, como hace falta para una iniciativa como esta finalmente cumpliera con su cometido

(...)
PD: ¡Mi yo del futuro se acaba de dar cuenta que "hoy" debería estar regresando a Buenos Aires!

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