miércoles, abril 15, 2009

Caminante, no hay camino


Juan Freire cita al arquitecto británico Geoff Manaugh y luego reflexiona por su cuenta:

There was a sort of bewilderment amongst the establishment about the fact that I could write sensibly and that I could also teach lots of different stuff. Much later there was a sense of bewilderment when I became known as somebody who drew things. Now there's a bewilderment that I can actually build as well.

I think many opinion formers and legislators believe that you should sit in a specific little box: if you are an academic you sit in your academic box; if you are polemical you sit in your polemical box; if you are a drawer you sit in the art box, and if you build things you sit in the building box. If you do several of these things then it becomes bewildering for them.

La capacidad de salirse de esas "little boxes" profesionales y sociales puede generar procesos creativos impensables dentro de los límites disciplinares. Esa tendencia a salirse de los límites, casi siempre arbitrarios y construidos a partir de la historia y no por su utilidad o necesidad presente y futura, responde a una actitud personal que muchas veces resulta contraproducente si la valoramos de acuerdo a ciertos indicadores sociales de éxito.

El comentario de Cook me ha resultado muy próximo en un momento en que por diversas razones me encuentro pensando sobre mi paradójica historia reciente y tratando de tomar decisiones sobre mi propia diversidad de intereses intelectuales y profesionales, que siempre han sido difíciles de explicar para la mayor parte de interlocutores. Por supuesto Cook ha sabido lograr resultados excelentes en sus diferentes vidas, mientras otros solo logramos sobrevivir, pero me siento identificado con la dificultad para vivir una sola vida profesional y con esa necesidad que crece a lo largo de mi vida de pasar del pensar al hacer. Cook representa una referencia para gente como yo que necesita vivir trayectorias diversas, complejas y hasta contradictorias. Y demuestra que, a veces, este tipo de apuestas pueden hasta salir bien.

(...)

La frase resaltada me parece genial porque señala muy claramente la encrucijada en la que nos encontramos en este siglo que no termina de arrancar. El trabajo, tal como lo conocíamos, murió. Ni siquiera un joven japonés debe pensar que va a ser contratado por una empresa por el resto de su vida. Nos toca saltar permanentemente sin red y está claro que ganarán aquellos mejor equipados. El desafío urgente, entonces, es crear un sistema educativo que enseñe a partir de la diversidad, conectando a la gente con sus capacidades y emociones más profundas.

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